En estos momentos tan difíciles que vivimos a causa de la crisis provocada por el coronavirus, resulta relevante confirmar, aunque pueda resultar una obviedad, que los servicios de saneamiento y depuración de aguas van a estar completamente garantizados. A partir de aquí, desde la sociedad pública NISLA pretendemos introducir “un poco de normalidad” con este artículo que conmemora la celebración, hoy día 22 de marzo, del Día Mundial del Agua.
Hoy, como todos los días, usted puede abrir el grifo de su casa y tomar un buen vaso de agua, o disfrutar del placer de darse una buena ducha de forma responsable. No obstante, también debe saber que, en este mismo momento, tres de cada diez personas en el mundo no disponen de servicios seguros de agua potable y seis de cada diez no tienen garantizado el acceso a instalaciones de saneamiento gestionadas de forma segura.
Como gerente de la sociedad pública NILSA -empresa del Gobierno de Navarra dedicada al saneamiento y la depuración de aguas- me gustaría conmemorar la fecha con ustedes y, de paso, dar difusión al Plan Director de Ciclo Integral de Agua de Uso Urbano 2019-2030, aprobado en mayo del año pasado. Este Plan, instrumento básico con el que vamos a contar para luchar contra el cambio climático en materia hídrica en Navarra, tiene como principal objetivo gestionar, de forma sostenible y desde el servicio público, el derecho universal al abastecimiento de agua y saneamiento a toda la ciudanía de la Comunidad Foral.
Navarra, hasta la fecha, viene gestionando “con buena nota” sus recursos hídricos. La oferta de agua de abastecimiento es suficiente y, en general, de muy buena calidad. Con respecto al saneamiento, nuestra Comunidad es un “modelo de gestión de éxito” a escala nacional y europea, ya que depuramos el 98% del agua residual, con depuración biológica en todos los núcleos de población mayores de 200 habitantes. Todo ello por un coste ajustado.
Sin embargo, en una situación difícil y cambiante como la que supone el cambio climático, el recurso de agua va a ser limitado e irregular y es muy probable que tengamos que afrontar fenómenos climáticos extremos. Asimismo, las previsiones apuntan que para el año 2030 las aportaciones hidrológicas disminuirán un 15% en Navarra, mientras que la población continuará estable. Esto supone que con menos recursos habrá que atender, al menos, las mismas demandas, que suponen 77 hectómetros cúbicos anuales en nuestro territorio.
Así, el Plan Director del Ciclo Integral de agua de uso Urbano asegura el derecho universal de toda la ciudadanía navarra a contar con un servicio de abastecimiento de agua, saneamiento y depuración de las aguas residuales. Además, persigue alcanzar una completa recuperación de costes para 2027 –obligación que viene dada por la Directiva Europea Marco del Agua-. Actualmente, con una gestión coordinada desde la empresa pública NILSA y mediante el canon de saneamiento, se financian tanto los costes de inversión como de operación y mantenimiento en depuración, mediante un sistema tarifario solidario y homogéneo para toda la ciudadanía. El objetivo añadido del Plan Director será avanzar en el conocimiento del coste real del servicio y también en la implantación de un sistema tarifario que incluya todos esos costes, sea solidario y lo más homogéneo posible, para que lo que pagamos por un recurso básico como el agua –que en consumo doméstico en 2024 no debe superar los 120 litros por habitante y día- sea similar para cualquier navarro o navarra, independientemente del lugar donde viva.
A estas metas se pretende llegar con un mayor presupuesto de I+D+i -que llegue al 2% en 2030- y con campañas de formación, educación y sensibilización. No obstante, nada de esto será alcanzable sin la cooperación que el Gobierno de Navarra mantiene con las entidades locales, que son las instituciones competentes en la gestión del agua.
Estas entidades viven el día a día de cada territorio, enfrentando los problemas locales de primera mano, para cuya solución van a contar con el Plan Director como herramienta vertebradora. En este sentido, el diagnóstico preliminar del Plan contempla algunas actuaciones urgentes, como la reducción del porcentaje de agua no registrada: agua que se pierde en fugas, que no cuenta con permisos legales o que tradicionalmente se ha usado sin el control de contadores. En la actualidad, el porcentaje de agua no registrada supera el 30% de media en Navarra (en algunos municipios llega hasta el 70% del consumo total), un despilfarro ambiental y económico que debemos corregir entre todos si queremos seguir celebrando “el día mundial del agua”.